- Para el sociólogo Carlos Martínez Assad, las caracterizaciones de libanés y de asturiano por parte del actor representaron a migrantes simpáticos y exóticos
Pocos son los actores que se mantienen vigentes durante décadas a través de la comedia, menos son quienes lo logran dando vida a personajes de una nacionalidad distinta a la propia con tanto éxito como Joaquín Pardavé, quien escribió su nombre en la historia del cine y la comedia mexicanos gracias a sus memorables papeles como inmigrante.
Como parte del ciclo Charlas sobre el humor en el cine mexicano, las interpretaciones de Pardavé fueron analizadas por el sociólogo y académico Carlos Martínez Assad, en una ponencia llevada a cabo este martes 6 de septiembre en la Sala 4, Arcady Boytler.
El Dr. Martínez Assad hizo énfasis en el movimiento migratorio que tuvo lugar en nuestro país a principios del siglo pasado y la trascendencia que tuvo en el cine nacional. “Los inmigrantes se convirtieron en pieza fundamental para el establecimiento del negocio cinematográfico, donde hubo figuras destacadas de origen extranjero”, puntualizó.
Sobre el trabajo de Pardavé, reconoció que el éxito de sus papeles como migrante se debió a su indudable capacidad para dominar distintos acentos extranjeros de manera muy natural y cómica para el público. “Estando en Líbano, me preguntaban de qué región provenía él, de verdad creían que era originario de aquél país”, comentó.
Más allá de la comedia, añadió Martínez Assad, la labor del actor “no es un tema para que se quede solamente en la broma, pues ha sido un factor muy importante para la composición de lo que ahora es México”.
El talento de Joaquín Pardavé fue innegable, no importa si interpretase a un comerciante de origen libanés como en El baisano Jalil (Pardavé y Gavaldón, 1942) o a un respetable padre de familia asturiano que hizo fortuna en México como en Los hijos de Don Venancio(Pardavé, 1945). Con sus respectivas continuaciones fílmicas, el cómico logró inmortalizar a estos dos personajes de orígenes muy distintos, acompañado en la mayoría de las producciones por Sara García.
A pesar de que en ocasiones sus personajes pudieran rayar en lo peyorativo, según el sociólogo, Pardavé quedó en la memoria del público como “el gran libanés”, incluso cuando el comediante era íntegramente mexicano y existían, en cambio, otros actores que sí compartían dicho origen.
El ponente señaló que en las narrativas sobre migración dentro del cine mexicano se encuentran dos temas recurrentes. El primero es el interés primordial de los personajes en prosperar económicamente (tema que se mantiene vigente en el cine contemporáneo); el segundo es el expreso agradecimiento de los inmigrantes hacia el México que los recibió, con lo que el cine nacional mostraba siempre una buena imagen del país hacia el exterior.
Respecto a la trayectoria del comediante, Martínez Assad sentenció que “otros trataron de hacer filmes donde los actores tomaran acento extranjero, pero ninguno dejó una marca tan indeleble como Pardavé”. Sobre el cine nacional, concluyó que este “aún le debe películas a los inmigrantes, pero ahora con otra perspectiva, con una idea más sensata de cómo fue el proceso de adaptación a la vida en México”.
Charlas sobre el humor en el cine mexicano forma parte de las actividades que complementan la exposición “¿Actuamos como caballeros o como lo que somos? El humor en el cine mexicano”, montada en La Galería de la Cineteca Nacional y que ha quedado plasmada en el catálogo homónimo, a presentarse este miércoles 7 de septiembre a las 19:00 horas en la sala 4. Entrada libre con boletos en taquilla 5.
El ciclo de pláticas continuará el próximo martes 13 de septiembre en punto de las 18:00 horas con la ponencia Mauricio Garcés: Galán de la comedia lounge, fina y pícara, impartida por Carlos Camaleón y Raúl Miranda. La entrada es libre solicitando las cortesías de acceso en la taquilla 5 de la Cineteca Nacional.
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