Uno de los mayores placeres de las metrópolis de México es detenerse en un puesto de la esquina o en un mercado local para disfrutar de toda una experiencia gastronómica a un precio muy accesible. Desde papas, chicharrones preparados, tacos de canasta, tlacoyos y quesadillas son algunos de los antojitos con los que te puedes encontrar.
Sin embargo, la venta de comida callejera no es algo nuevo, esta se remonta a la época prehispánica. De acuerdo con Jesús Olvera, Doctor en Antropología en Alimentos, uno de espacios más importantes para los antiguos pobladores era el tianquiztli, que en náhuatl significa mercado público. Ahí la gente podía encontrar todo tipo de productos traídos desde distintas partes de Mesoamérica como frutas, pescado, obsidiana, algodón, e incluso nieves de sabores.
En los siglos posteriores, los mercados se consolidaron como los principales centros de encuentro con estas delicias populares, sin embargo, la comida en México se puede encontrar en mercados, puestos callejeros y en cada rincón. “Los puestos callejeros de las principales ciudades exponen al paso del transeúnte una amplia variedad de alimentos que desprenden aromas, colores e incluso sonidos, y que contribuyen a la construcción del entorno urbano”, señaló el experto.
La costumbre de comer en la calle habla de la diversidad y de la riqueza gastronómica que hay en México, pues cada estado cuenta con su comida callejera típica, preparada con productos regionales y recetas tradicionales. Una de las ciudades que destaca por la diversidad de su gastronomía callejera es Guadalajara.
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