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lunes, 14 de agosto de 2023

Una cucharadita de su propio chocolate

entrepalabras
Por Dr. José de Jesús Olvera
Businessanthropology.com.mx
Antropología de los Negocios










Bien conocemos a que sabe el chocolate, y su poderoso adictivo que nos hace no parar de consumirlo. Lo hemos relacionado incluso hasta con el sexo, ¿por qué será? Así es el chocolate de afamado y por supuesto como todo personaje famoso se construyen mitos alrededor. El chocolate (Xocoatl) desfiló en la época precortesiana en Mesoamérica como una poderosa ofrenda a los dioses después como una forma de moneda. El cacao (kakaw) era un instrumento comercial de intercambios que representaba todo un modelo de economía circular que viajaba desde lo ostentoso, medicamento y para consumo propio. Estaba incluido en la dieta de los guerreros y gobernantes encumbrados de aquellos tiempos, en algunos sacerdotes supremos y en los viejos sabios.

Después con la conquista el xocoatl se convierte en un suntuoso artefacto comercial exclusivo de emperadores, reyes y sus cortes. El chocolate atraviesa más de 500 años de proceso evolutivo en los escenarios comerciales, que va desde un producto de élites hasta un producto popular hecho polvo en el siglo XX. En nuestros días es un dinámico commodity, es decir un producto comercial, tal es su expansión global que incluso se han desarrollado productos pirata, productos clon, productos imitación. Probar un buen chocolate ahora es todo un arte hay que convertirse en exploradores del sabor y saber identificar el chocolate amargo y la cantidad de materia prima en porcentaje total de cacao utilizado en su elaboración. Si algo dice sabor a chocolate no es chocolate.

Como ustedes saben la filología, la lingüística y la semiótica entendidas como ciencias del habla y del significado nos llevan a valorar el chocolate en esta ocasión desde un breve análisis al refrán o locuciones muy mexicanas y populares que al parecer surgen para plantear miradas éticas y morales de una sociedad compleja. La locución “cucharada de su propio chocolate” o “sopa de su propio chocolate” tiene que ver con la producción de contenidos sociales de la época virreinal, con todo un sistema de organización y redes estrategias de toma de decisiones que coloca a las mujeres de la élite virreinal en estrategas de bajo perfil.

En el sureste de México en San Cristóbal de las Casas en el estado de Chiapas según registros de Artemio del Valle Arizpe sucedió entre los años 1625-1655 un acontecimiento donde un grupo de mujeres piadosas recibieron del obispo Don Bernardo Salazar un fuerte llamado de atención que les suspendía el privilegio de poder tomar chocolate dentro de la catedral. Esto sucedía porque las misas según registros del S.J. Mariano Cuevas, eran larguísimas y la gente se cansaba.

Entonces las mujeres tenían como deber asistir a misa, ser buenas hijas, esposas madres y acercar la palabra de Dios al seno familiar. Permanecían largos tiempos en el templo, escuchando a los sacerdotes celebrar la ceremonia religiosa incluidos los largos sermones sacerdotales donde hablaban por horas. Hábilmente decidieron indicar a sus doncellas llevar al templo chocolate caliente. Este acto distrajo al sacerdote, el cuchicheo, el sonido del chocolate vertido en las tasas y jarritos hacia que encolerizara el obispo.

Las mujeres decidieron dejar de ir a misa, y escogieron los conventos para seguir asistiendo al rito sagrado y seguir tomando chocolate. El obispo también decidió aplicar la misma medida a los conventos. Al obispo por supuesto le agradaba el chocolate, lo bebía con canela, vainilla y piloncillo. Una de esas ocasiones después de haber terminado de tomar su delicioso chocolate falleció repentinamente.

No sé si en verdad hubo una investigación documental histórica de este hecho, que muestre tales evidencias. Lo que sí es muy real es que hasta la fecha todavía, decimos fulano o fulana de tal se llevó una cucharada de su propio chocolate, o una sopa de su propio chocolate. Ante las “injusticias” este sabio refrán pone en el dominio público la sabiduría de nuestra cultura popular y exhibe la fuerte tradición de tomar chocolate en México. También pone en evidencia los sistemas sociales femeninos y sus alcances como organización de redes humanas especializadas y complejas que luchan contra sistemas patrimoniales y machistas.

Así que a seguir disfrutando del chocolate y acercanos a los productores nacionales de los estado de Tabasco, Chiapas y Oaxaca, y probar nuestro chocolate como más nos guste. El obispo de San Cristóbal de las Casas recibió una cucharada de su propio chocolate y murió como dijeron por ahí algunas de las devotas con un buen sabor de boca. En paz descanse el obispo y me despido como otras de esas mujeres mencionaron el muerto al pozo y el vivo al gozo, ya que de muertos y tragones están llenos los panteones.

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