- Un disfraz para Nicolás (2020) es una película que pretende derribar los prejuicios que existen en torno a las personas que padecen alguna discapacidad intelectual
- Dirigida por Eduardo Rivero y producida por Fotosíntesis Media, esta cinta demuestra el gran crecimiento que ha tenido la animación mexicana en los últimos 10 años
Fomentar la inclusión social y romper estigmas que existen en torno a la discapacidad intelectual es el objetivo de Un disfraz para Nicolás (2020), una película animada 100% mexicana que cuenta la historia de Nicolás, un niño de 10 años con Síndrome de Down, quien utiliza su imaginación para sobrellevar la ausencia materna y tener una vida plena.
Dirigida por el realizador mexicano Eduardo Rivero y animada en 2D, esta producción también es un mensaje de empatía hacia todas aquellas personas que padecen alguna discapacidad intelectual, que en México representan uno de los grupos sociales más discriminados, de acuerdo con la Encuesta Nacional Sobre Discriminación 2017, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
La emotividad de la historia radica en que el protagonista sólo tiene un recuerdo de su mamá: un baúl de disfraces. Estos disfraces eran diseñados por su propia mamá y eran su regalo cada que cumplía años, por lo cual adquirieron un significado emocional muy importante. De esta manera, los disfraces de dragón, mono o pirata se convierten en vínculos con el amor maternal, pero también en armas que tiene el pequeño para adaptarse a su entorno a pesar de su discapacidad.
“La aceptación, el respeto y la integración son las principales temáticas que abordamos en esta película”, dijo el director Eduardo Rivero, quien como animador ha trabajado en producciones como Las tardes de Tintico (2014), que obtuvo el Premio a Mejor Cortometraje en el Festival Internacional de Cine de Morelia, y La increíble historia del Niño de Piedra (2015), ganadora del Ariel a Mejor Largometraje Animado.
El Inegi calcula que 19 de cada 100 hogares tienen a una persona con discapacidad, mientras que el 6.4% de la población del país (unas 7.6 millones de personas) reportaron padecer algún tipo de discapacidad, ya sea motriz o intelectual.
Producida por Fotosíntesis Media, la cinta dura 80 minutos y está basada en el libro infantil, Pablo y el Baúl (2012), de Jaime Mijares. Fue realizada, además, con el estímulo fiscal del artículo 189 de la LISR (EFICINE Producción).
Con un guion inteligente a cargo de Miguel Ángel Uriegas, Un disfraz para Nicolás evita caer en el estereotipo de colocar al protagonista como una víctima de la enfermedad o una persona débil e incapaz de socializar. Al contrario, los diálogos dejan ver al niño como un verdadero héroe que salva a su primo David de las pesadillas que sufre todas las noches.
La película está muy lejos de enmarcarse en el género del melodrama que tanto caracteriza a este tipo de contenidos. Por algo Miguel Ángel Uriegas ha sido reconocido por películas animadas como El ángel en el reloj (2017) y La increíble historia del niño de piedra (2015).
Las voces de los personajes fueron grabadas por un elenco de lujo. El más importante es Fran Fernández, un niño con Síndrome de Down que presta su voz para Nicolás, el personaje principal. El resto del elenco está conformado por Emiliano Ugarte (David), Cristina Hernández (Ana), José Lavat (Abuelo), Magda Giner (Abuela) y Paty Cantú (Mamá de Nicolás).
Un disfraz para Nicolás es un claro ejemplo de cómo ha avanzado la animación mexicana en la última década. La asociación Pixelatl estima que en México existen alrededor de 300 casas que se dedican a la animación para cine y videojuegos. De hecho, esta nueva película de Eduardo Rivero formó parte de “Los Cabos Goes to Cannes”, un programa del Festival Internacional de Cine de Los Cabos que busca apoyos económicos para lo mejor del cine nacional entre los inversionistas y productores que visitan Cannes, el encuentro cinematográfico más importante del mundo.
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