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miércoles, 24 de junio de 2020

Agencias de la ONU llaman a hacer frente a vulnerabilidad alimentaria en México

entrepalabras
  • Prevén que una crisis social y económica derivada del COVID-19 disminuiría el poder adquisitivo en México, limitando el acceso a alimentos
  • Anticipan impactos negativos en la nutrición, salud y bienestar
  • Recomiendan ocho medidas para frenar los efectos de la nutrición inadecuada





El aumento de la vulnerabilidad alimentaria en México es una amenaza real en el contexto de COVID-19 que sólo una actuación coordinada e inmediata en cuanto a políticas de protección social logrará frenar, señalaron hoy la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Durante el lanzamiento de la publicación Recomendaciones dirigidas a tomadores de decisiones en México para dar respuesta a la vulnerabilidad alimentaria derivada del COVID-19, las tres agencias de las Naciones Unidas resaltaron que México atraviesa la pandemia de COVID-19 en un contexto en el que más del 50% de sus hogares padecen algún tipo de inseguridad alimentaria y su población está afectada por la triple carga de malnutrición (desnutrición, carencias en micronutrientes y sobrepeso/obesidad): aproximadamente el 15% de los niños y niñas menores de 5 años en localidades con menos de 100 mil habitantes padecen de desnutrición crónica, y a nivel nacional el 38% niños de 12 a 24 meses padecen de anemia y el 36% de los niños y niñas en edad escolar padecen sobrepeso y obesidad.

De no hacer frente ya al potencial incremento de la vulnerabilidad alimentaria a nivel nacional – entendida como la disminución aguda en el acceso a los alimentos – su impacto negativo sobre la nutrición, salud y bienestar marcarán el futuro de millones de familias en México, señalaron las tres agencias.

“La propagación del COVID-19 ha profundizado la vulnerabilidad de la población mundial y, en América Latina y el Caribe, se prevé un fuerte aumento del desempleo con efectos negativos en pobreza y desigualdad, incluyendo casi 12 millones más de desempleos que generarían 30 millones más de pobres y 15 millones más de pobres extremos,” comentó Lina Pohl, Representante de FAO en México.

“De esta población vulnerable, los requerimientos nutricionales de millones de niñas y niños dependen de los programas de alimentación escolar, por lo que los programas alimentarios y el abasto de alimentos en países como México no deben cesar. Por el contrario, necesitamos garantizar que las familias con mayores rezagos tengan acceso a alimentos sanos, nutritivos y, en la medida de lo posible, frescos. Estamos en un momento de distanciamiento físico y, a la vez, de cercanía social y solidaridad para llegar a los lugares donde más se requiere la ayuda”.

En lo referente a infancia y adolescencia, Christian Skoog, Representante de UNICEF en el país enfatizó: “México tiene la capacidad de asegurar la alimentación y la nutrición de toda su población infantil y adolescente, pero en este momento ese derecho básico de todo niño, niña y adolescente está en creciente peligro. Juntos, y de manera coordinada, podemos contener y frenar el aumento de la vulnerabilidad alimentaria y la mala nutrición como consecuencia del COVID-19. El momento es ahora. No dudemos en actuar.”

Cristian Morales, Representante de OPS/OMS en México señaló: “Crisis económicas previas en todo el mundo nos han enseñado que, en contextos como el mexicano, las familias más vulnerables se ven obligadas a reducir la compra de alimentos nutritivos en favor de productos ultraprocesados más baratos, pero de nulo valor nutritivo y con un alto contenido de azúcares, grasas y sal. No permitamos que esto suceda en México como resultado de esta pandemia, cuando podemos anticiparlo y sabemos cómo evitarlo”, enfatizó.

En México, tras la recesión generada por la crisis financiera de 2008-2009, los hogares con inseguridad alimentaria severa aumentaron del 8% en 2008 al 17% en 2009. Durante este periodo, en el 14% de los hogares se registró que muchos niños sólo comieron una vez al día o pasaron días enteros sin comer, según datos del CONEVAL de 2009.

La publicación presentada hoy por las agencias, en conferencia de prensa virtual, ofrece ocho recomendaciones para combatir la vulnerabilidad alimentaria como resultado de la pandemia de COVID-19 en México, entre las que se encuentran:
Asegurar la alimentación saludable desde el inicio del ciclo de vida.

Las familias con niñas, niños y adolescentes deben saber que es crucial cuidar lo que se consume desde el nacimiento, empezando con la lactancia materna y la alimentación adecuada de los menores de dos años. Fomentar ese conocimiento y cuidado debe ser un componente clave del esfuerzo nacional de protección de la infancia en el contexto del COVID-19. La educación en alimentación saludable ayuda a prevenir el sobrepeso y la obesidad, así como enfermedades vinculadas a ellos, como la diabetes y las cardiopatías.
Ampliar los programas alimentarios que aseguran la entrega mínima de alimentos sanos y nutritivos a familias de bajos ingresos.

Dichas entregas deben realizarse bajo estrictas medidas de higiene. Se debe considerar también la ampliación temporal de presupuesto para aumentar la cobertura en beneficio de un mayor número de familias vulnerables con niñas, niños y adolescentes. Se recomienda además el fortalecimiento de aquellos programas alimentarios que cuentan con años de experiencia y una estructura operativa sólida y adecuada para una entrega segura, como, por ejemplo, los operados por el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), en coordinación con los Sistemas Estatales y Municipales DIF, así como el Servicio de Alimentación de las Escuelas de Tiempo Completo. Se señala como crucial también asegurar la calidad nutricional en apoyos otorgados y priorizar alimentos que no pongan en riesgo la salud de la infancia y adolescencia, y se recomienda que los apoyos alimentarios contemplen la incorporación de leguminosas, cereales como harina de maíz y avena (pero sin azúcares añadidos), verduras y, de ser posible, frutas y carnes.
Ampliar los programas de protección social a través de transferencias monetarias.

Los programas sociales de cualquier nivel de gobierno deben considerar el otorgamiento de vales de compra para que las familias más vulnerables puedan satisfacer sus necesidades alimentarias y otras de carácter también básico.

Hasta el momento las interrupciones en el suministro de alimentos han sido mínimas y muy puntuales en México, señala la FAO, y los productores y productoras siguen trabajando arduamente por mantener activas las cadenas alimentarias. En este sentido, la organización aconseja dar preferencia al consumo y distribución de productos locales, respetando las medidas de seguridad sanitaria, y sobre todo evitar los ultraprocesados para mantener un sistema inmunológico resiliente.

jueves, 4 de junio de 2020

UNICEF: Urge reforzar la protección infantil en México ante el incremento de la violencia contra la infancia

entrepalabras
  • Nueva publicación de la organización expone el incremento de violencia contra niñas, niños y adolescentes durante la contingencia por el COVID-19
  • Propone plan de acción con medidas a corto, mediano y largo plazo




El aumento en los niveles de estrés, la inseguridad económica y alimentaria, y el confinamiento a causa del COVID-19 han elevado radicalmente los niveles de violencia doméstica en México y requiere de acción inmediata para proteger a la infancia y adolescencia afectada, señaló hoy UNICEF, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, en una nueva publicación que propone medidas concretas a corto, mediano y largo plazo.

Desde el inicio de la contingencia, se han registrado 115,614 llamadas de emergencia al 9-1-1 por incidentes como abuso sexual, acoso sexual, violación, violencia de pareja y violencia familiar[1], mostrando un incremento del 28% en marzo en relación a enero, por ejemplo.

En países como México, el nivel de violencia intrafamiliar no debe desestimarse, particularmente en contextos como el actual. Las llamadas a refugios reportando violencia han registrado un incremento del 60 al 80% y las solicitudes de asilo en estos espacios ha incrementado un 30%, según datos de la Red Nacional de Refugios.

Encuestas realizadas en el país antes de la pandemia mostraban ya que el hogar es usualmente el lugar más peligroso para las mujeres y sus hijos e hijas en México[2], y que más de 6 de cada 10 niños y niñas de 1 a 14 años han experimentado disciplina violenta a nivel familiar[3], situación agravada ahora por el confinamiento.

“Las consecuencias del COVID-19 en la infancia y adolescencia en México no serán causadas mayormente por la enfermedad en sí; serán más bien secuelas de las medidas necesarias para prevenir el contagio, como la restricción de movimiento, el estrés, la situación económica de las familias, factores que amenazan la protección ante la violencia y el abuso contra la niñez y adolescencia”, señaló Christian Skoog, Representante de UNICEF en el país

“El panorama de violencia contra niñas, niños y adolescentes en México ya era grave antes del confinamiento, pero la pérdida de empleos e ingresos, y otros elementos de estrés intrafamiliar son factores de riesgo asociados a aumentos de la violencia contra la infancia y, tristemente, esos están presentes en muchos hogares en el país en estos momentos. Pero hay soluciones”, resaltó Skoog.

A ese fin, UNICEF lanzó hoy la publicación Protección de la niñez ante la violencia. Respuestas durante y después del COVID-19, con la que la organización busca contribuir a la articulación de acciones oportunas de prevención y de atención de casos. Entre las medidas propuestas por UNICEF destacan:

  1. Garantizar el acceso a los servicios de atención y apoyo para la infancia y adolescencia afectada por la violencia, mediante el fortalecimiento de las capacidades de las y los operadores de las líneas de emergencia y ayuda, y asegurar el funcionamiento de las Procuradurías de Protección de la Niñez para la salvaguarda inmediata de niñas, niños y adolescentes, incluyendo intervenciones remotas.
  2. Crear alternativas de alojamiento y mecanismos de alerta, a partir de asegurar la disponibilidad de refugios, albergues o centros de acogida, desarrollar mecanismos de solicitud de apoyo que no pongan en riesgo a la víctima, y promover la adopción de medidas u órdenes de protección que permitan apartar al agresor del hogar y evitar que niñas, niños y adolescentes sean separados de sus familiares e ingresados a Centros de Asistencia Social (CAS), cuando esto sea posible, y en línea con su interés superior.
  3. Prevenir la violencia mediante la difusión de información dirigida a cuidadores, niños, niñas y adolescentes, así como tomadores de decisión, para promover comportamientos que reduzcan riesgos y fortalezcan capacidades de prevención y de rechazo a la violencia.

Estas recomendaciones han sido compartidas con autoridades federales acompañadas de un plan de respuestas a mediano y largo plazo, acorde al contexto generado por la contingencia por COVID-19 y basado en la experiencia de UNICEF a nivel global. Esa experiencia indica que las siguientes estrategias, incluidas en el plan de respuesta, son clave para reducir la violencia contra la niñez y adolescencia:

  • Promover una agenda legislativa que fortalezca la protección de los derechos de las niñas y niños, iniciando por la prohibición legal del castigo corporal en todos los entornos, dando un claro mensaje a la sociedad de que la violencia no es aceptable ni justificable, así como reformas a la legislación para fortalecer la función del gobierno federal para coordinar estrategias de prevención y respuesta a nivel nacional.
  • Potenciar, en términos de contenidos, difusión y alcance, programas para la crianza positiva e intervenciones oportunas para revertir los primeros escenarios de violencia en el entorno familiar.
  • Incrementar las capacidades operativas de las Procuradurías de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, en cuanto a presupuesto, personal y formación continua, así como la coordinación con las demás instituciones de protección y justicia.
  • Fortalecer los servicios esenciales para atender y apoyar efectivamente a niñas y niños sobrevivientes de violencia, como por ejemplo, líneas de emergencia y ayuda, atención médica y psicosocial, acceso a la justicia y reparación integral, a través de las capacidades del personal especializado, la reasignación de presupuesto y de personal.

“La violencia tiene consecuencias en las vidas de los más jóvenes, consecuencias para su salud emocional, su capacidad de aprender e interrelacionarse con otros, su posibilidad de crecer y desarrollarse plenamente. Todo ello, tiene consecuencias muy profundas también para el país, pero consecuencias evitables si actuamos ahora. UNICEF está en México para apoyar al pais en ese sentido y ofrecemos, además de estas recomendaciones y plan de acción, nuestro conocimiento técnico y firme compromiso por trabajar con las autoridades del país para proteger a cada niña, niño y adolescente que lo requiera”, concluyó Christian Skoog.
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[1] Cifras actualizadas al 31 de marzo de 2020. Disponible en : Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública
[2] Según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en el Hogar (2016), casi el 80% de las mujeres han sufrido violencia y el 52% ha sufrido violencia por parte de sus parejas. Casi el 79% de ellas no buscan apoyo institucional ni presentan una denuncia.
[3] UNICEF e Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres 2015

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