- La directora general del INBA y el presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, inauguraron la retrospectiva de uno de los fotógrafos esenciales en la historia del arte
Para el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) es un privilegio albergar la muestra de este gran artista de la lente y reiterar el compromiso de hacer llegar a públicos más amplios las exposiciones del gran arte universal de nuestro tiempo, dijo María Cristina García Cepeda, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), al inaugurar la exposición Henri Cartier-Bresson. La mirada del siglo XX, la noche del martes 24 de febrero en el Museo del Palacio de Bellas Artes.
“Las imágenes que veremos constituyen un extraordinario testimonio del siglo XX, en el cual México siempre ha tenido un lugar relevante a través de sus lugares pintorescos o sombríos. Esta es una exposición que nos muestra una nueva mirada a Henri Cartier-Bresson: se trata de la primera retrospectiva después de su fallecimiento en 2004”, señaló la titular del INBA.
La muestra, organizada por el Conaculta y el INBA, en colaboración con el Centre Pompidou y la Fundación Henri Cartier-Bresson, está integrada por 398 piezas, entre fotografías, collages, pinturas, dibujos, películas, revistas y periódicos, y las cuales provienen de más de 20 colecciones internacionales.
Henri Cartier-Bresson. La mirada del siglo XX comprende los principales momentos dentro de la vida y obra del artista, comentó María Cristina García Cepeda, y señaló que el periodo que abarca de 1926 a 1935 estuvo marcado por su contacto con los surrealistas y sus viajes a Europa, México y Estados Unidos.
Otras etapas que son incluidas en la exposición son de 1936 a 1946, caracterizada por su compromiso político y con la prensa comunista, su incursión en el cine y los avatares de la guerra; la creación de la Agencia Magnum, en 1947, y los principios de los años setenta, cuando interrumpió su trabajo como fotorreportero.
Por su parte, el presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, indicó que se trata de una muestra extraordinaria de uno de los más importantes fotógrafos en la historia del arte, y que siempre se ha exhibido su obra por temas y países, pero en esta ocasión fue montada en forma cronológica, por lo que puede seguirse su trayectoria histórica con todos los temas que recorrió con su mirada extraordinaria.
Asimismo, evocó la primera muestra de Cartier-Bresson en el recinto de mármol, hace 80 años, junto con la obra de Manuel Álvarez Bravo. “Ya desde entonces el Palacio de Bellas Artes era un espacio donde se buscaba la excelencia mundial y estaba a la vanguardia.
“En este lugar hacemos un recorrido por la memoria del siglo XX del mundo. Quienes quieran conocer el siglo XX a través del ojo artístico de un fotógrafo, esta exposición es una oportunidad única”, finalizó el presidente del Conaculta.
En su intervención, Clément Chéroux, curador de la muestra y jefe del Gabinete de Fotografía del Centre Pompidou, dijo sentirse impresionado por la cantidad de cámaras fotográficas reunidas en el lugar. Recordó que a Cartier-Bresson no le gustaba que lo fotografiaran, “pero seguramente le hubiera gustado estar aquí esta noche y ver una exposición más extensa de su trabajo”.
Comentó que México fue muy importante para el fotógrafo: “Adoraba México. Estuvo en 1934 y 1935, y le fascinó, al igual que a su amigo surrealista André Breton. Cartier-Bresson consideraba que en la Ciudad de México había un estado de surrealismo, y fue donde realizo algunas fotografías de las más importantes de los años treinta.
“Los grandes iconos de la obra de Cartier-Bresson se tomaron en este viaje. México le fue intelectualmente muy rico. Cuando él estuvo aquí conoció artistas, escritores, personajes muy comprometidos política y socialmente, y para la formación de su mente política cobró mucha importancia. Después de México no fue el mismo hombre: se comprometió con el partido comunista en Francia”, señaló Chéroux.
El curador de la muestra refirió que la mayoría de las grandes retrospectivas sobre Cartier-Bresson han tenido el objetivo de hablar de la unidad de su obra, pero en esta exposición se adoptó la postura de mostrar cómo cambió y evolucionó a través de los años.
Dijo que tuvo un periodo muy influido por el surrealismo, otro más político, y finalmente el que corresponde al fotorreportaje, después de la Segunda Guerra Mundial.
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