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lunes, 16 de marzo de 2015

La perfección sin intermitencia llegará con Don Giovanni al Palacio de Bellas Artes

entrepalabras
  • Una de las obras maestras de Mozart se escenificará los días 19, 22, 24 y 29 de marzo
  • Coproducción de la Ópera de Bellas Artes y el Festival del Centro Histórico de México
  • Forma parte de la programación de Esto es Mozart. Festival Internacional




Idolatrada por el dramaturgo George Bernard Shaw, los poetas Goethe y Tieck y el filósofo Kierkegaard, entre muchos otros personajes ilustres, Don Giovanni, posiblemente la obra maestra de Wolfgang Amadeus Mozart, se escenificará los días 19, 22, 24 y 29 de marzo en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.

El montaje de la ópera, estrenada mundialmente en el Teatro de Praga, el 29 de octubre de 1787; en México, el 23 de junio de 1852 en el Gran Teatro Nacional, y en el Palacio de Bellas Artes, el 15 de julio de 1944, es una coproducción de la Ópera de Bellas Artes y el Festival del Centro Histórico de México, y forma parte de la programación de Esto es Mozart. Festival Internacional.

Srba Dinic es el director concertador. La puesta en escena es de Mauricio García Lozano. Participará el Coro y la Orquesta del Teatro de Bellas Artes. El director huésped del coro es John Daly Goodwin. El diseño de escenografía es de Jorge Ballina; el de iluminación, de Víctor Zapatero, y el de vestuario, de Jerildy Bosch. La coreografía y el movimiento escénico están a cargo de Gina Paris, sobre el diseño original de Verónica Falcón

El elenco está integrado por Christopher Maltman, como Don Giovanni; Erika Grimaldi, comoDonna Anna; Olivia Gorra, como Donna Elvira, y Armando Gama, como Leporello. Ernesto Ramírez y Ramón Vargas (el domingo 29) alternarán en el papel de Don Ottavio. Angélica Alejandre y Juan Carlos Heredia, integrantes del Estudio de Ópera de Bellas Artes, encarnarán aZerlina y Masetto, respectivamente. Guillermo Ruiz interpretará el rol del Comendador.

Las funciones de la ópera en dos actos, con libreto en italiano de Lorenzo da Ponte, serán el jueves 19 y el martes 24 de marzo a las 20:00 horas y los domingos 22 y 29 a las 17:00. La última función se llevará a cabo en el marco del 31 Festival del Centro Histórico de México.

De las 17 óperas compuestas por el genio de Salzburgo, Don Giovanni ocupa un lugar preferente entre los melómanos. “Mozart, considerado desde una perspectiva filosófica, es aún más asombroso que como autor de obras sublimes. Nunca el azar ha presentado tan al desnudo, por así decirlo, el alma de un hombre genial. El cuerpo contaba lo menos posible en aquel asombroso conjunto llamado Mozart, y que los italianos llaman hoy quel mostro d’ingegno”, escribió en un texto el novelista Stendhal.

El compositor francés Charles Gounod dijo: “La partitura de Don Giovanni ha ejercido sobre toda mi vida la influencia de una revelación: ha sido, y sigue siendo para mí, una especie de encarnación de la impecabilidad dramática y musical. La considero una obra sin tacha, de una perfección sin intermitencia, y este comentario no es sino el humilde testimonio de mi veneración y de mi reconocimiento por el  genio a quien debo las alegrías más puras y más inmutables de mi vida de músico... Don Giovanni es una cima”.

El especialista Mike Ashman señaló que “la fuerza de Don Giovanni se debe en gran parte a su moderación y a su ingenio. Ninguna de estas cualidades es inmediatamente asociable con un drama escénico musical sobre un inmoral libertino condenado por Dios a pasar la eternidad en el infierno”.

Uno de los varios biógrafos de Mozart, Marcel Brion, indicó que Don Giovanni “lleva la huella de la muerte en su propia carne. Desde la obertura, Mozart nos advierte del carácter trágico de este destino. Los primeros compases son la voz misma de la fatalidad. No evocan la condenación final del héroe, sino el constante tormento de su vida terrenal. Estos compases gritan el sufrimiento del deseo, el tormento, la agitación inquieta de la perpetua insatisfacción. En este sentido, Don Giovanni resulta el personaje romántico por excelencia, tanto comoFausto: uno pretende alcanzar lo absoluto a través del conocimiento y el otro lo busca en el amor”.

Según Brion, Goethe comprendió admirablemente al Don Giovanni de Mozart, ya que decía que esta obra “es única en su género y que una vez muerto Mozart había que abandonar toda esperanza de que se hiciese alguna vez algo parecido”.

En la época en que escribía esa ópera, el también autor del Réquiem envió una sensible misiva a su esposa: “No sabría decirte lo que me pasa. Es algo así como un vacío que me hace sufrir, una nostalgia incurable, un deseo jamás satisfecho que no me da respiro y que incluso siento aumentar de día en día”.

Para Brion, “este vacío romántico que vierte en el personaje principal, insaciable de amor, es en su caso la inquietud creadora, la perpetua insatisfacción del artista, el presentimiento de una belleza inasible que, una vez contemplada por el propio genio, ni puede ser expresada por este más que como una imperfecta aproximación. El drama del artista romántico es percibir y recorrer un universo que no puede representar, porque las dimensiones y las formas escapan a las facultades de expresión del lenguaje humano.

“Nosotros, aunque la música de Mozart nos colme de la mayor dicha y la consideremos impregnada de una milagrosa belleza, no podemos saber hasta qué punto el compositor se sentía insatisfecho incluso de aquello que se nos antoja como la más elevada y pura obra del genio”.

El poeta y novelista francés Pierre Jean Jouve escribió que la ópera de Mozart “es tan rica que hay que situarla en esas cumbres del arte que resultan demasiado humanas para ser reducidas a lo claramente mensurable… lo que percibimos en el desarrollo de Don Giovanni es más sobrenatural que religioso.

“El castigo del mal por medio de la muerte se consuma de una manera espectacular. Y ahí, en el cerrado mundo del hombre ‘fatal’ y del hombre ‘ideal’, donde los dos gladiadores se entregan a una lucha sin cuartel, la obra encuentra toda su profundidad. Esta profundidad es espiritual. La música, al abordar el problema de la muerte, está totalmente llena del fuego de la vida, a pesar de que, en sus principios formales, proceda más que cualquier otro arte de las leyes de la muerte”.

Finalmente, vale la pena recordar lo que se escribió el 3 de noviembre de 1787 en elOberpostzeitung de Praga: “El lunes 29 de octubre se representó, por la compañía de ópera italiana de Praga, la tan esperada ópera del maestro Mozart, Don Giovanni El convidado de piedra. Entendidos y artistas dicen que no se ha representado nada por el estilo en Praga. El señor Mozart dirigía él mismo la orquesta y cuando apareció fue saludado con una triple exclamación”.

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